jueves, 28 de febrero de 2013

When Paul met John

Aquí y Ahora. Cartas. 2008 – 2011
Paul Auster & J. M. Coetzee
Anagrama / Mondadori
263 páginas.

Según parece, tras una copiosa cena en los salones de un restaurante de lujo londinense, los escritores John Maxwell Coetzee y Paul Auster prolongaban la sobremesa debatiendo algunos detalles sin importancia que no habían podido terminar de dilucidar en las cartas que se estuvieron enviando durante varios años, cartas que se han recogido ahora en un solo volumen que ha sido editado conjuntamente por Anagrama y Mondadori y que (¿no?) tienen desperdicio.

Aparte de discutir sobre cualquier asunto sin demasiada relevancia, Coetzee y Auster, escritores reconocidísimos y supervalorados, logran llevar al lector a una conclusión magnífica por su utilidad y trascendencia: Las opiniones de un escritor siempre son menos importantes que sus libros, siempre y cuando sus libros sean importantes. Aún a riesgo de equivocarme, conjeturo que el 90% de los libros escritos por el sudafricano (Coetzee) lo son, mientras que sólo un 10% de los libros escritos por el americano (Auster) llegan a serlo. Quizá por este motivo, cuando la sobremesa estaba decayendo, John le hizo a su amigo Paul una última pregunta que todavía quedaba por responder, y lo hizo a bocajarro, antes de que su amigo se quedara dormido después de haber bostezado varias veces sin disimulo. 

John.
Entonces, Paul, ¿qué es para ti la literatura? ¿Es un antídoto, es una válvula de escape, es una manera de adquirir conocimientos, de vivir otras vidas, de olvidar, de recordar, de fantasear, es una purga, es una expiación, es una lucha contra el tiempo que nos consume día a día, es una manera de cambiar el mundo, es un simple divertimento, es una soberana gilipollez, es una manía como cualquier otra, es un aburrimiento, es un antídoto contra las drogas, es una droga, es una causa de la soledad, es una consecuencia de la soledad, es una alternativa a la prostitución, es una salvación, es una condena, es una poetización de la nada, es una metáfora de la evolución humana, es una discusión con nosotros mismos, es una manera de relacionarse con personas que jamás conoceremos, es una pose intelectual, es una conversación con seres más inteligentes que nosotros, es un soberbio acto de esnobismo, es una degradación de la realidad, es una exaltación de la realidad, es una mistificación de la realidad, es una realidad, es la única jodida realidad por la que vale la pena seguir viviendo en este mundo cruel?  Dime, Paul, ¿qué cojones es la literatura? ¡Vamos, di algo, y deja de bostezar!

Paul.
Es una forma de ganar dinero que implica grandes dosis de manipulación, proselitismo y arrogancia.   

John.
No esperaba menos de ti, Paul, y lo digo como un cumplido.

Paul.
Lo sé, John, lo sé. ¿Pedimos la cuenta?

John.
Ya he pagado yo.

Paul.
¿Cómo? ¿Otra vez? ¿Y se puede saber cuándo lo has hecho?

John.
Mientras firmabas servilletas y tarjetas de visita a los camareros.

Paul.
Es verdad. Adoro a mis lectores. Me moriría antes que decepcionarlos.

John.
¿Por eso todos tus libros se parecen sospechosamente?

Paul.
Salgamos a la calle, John. Puede que nuestra vida cambie de pronto al torcer una esquina.

John.
Sobre todo si no miras antes de cruzar.


Ambos escritores se echaron sus bufandas al cuello y se despidieron uno por uno de todos los trabajadores del restaurante. Una vez en la calle empezaron a caminar despacio, porque acababan de terminar de comer y porque además ya tienen una edad considerable como para andar trotando, y lentamente se fueron sumiendo en profundos pensamientos hasta que llegaron a Hyde Park y se sentaron en un banco aprovechando los últimos rayos de sol de la tarde y suspiraron, primero John, después Paul, y cuando la noche se instaló en sus retinas sintieron que toda su vida no era más que una monumental farsa, aunque no por ello se sintieron menos dichosos, y sin darse cuenta sus manos se fueron moviendo en la oscuridad hasta que se encontraron en un punto misterioso del universo. Entonces se palparon y luego se agarraron la una a la otra y así, trenzados, somnolientos y meditabundos, Paul y John posaron juntos para entrar a formar parte de ese estúpido, ridículo y anhelado invento llamado posteridad.

1 comentario:

Pepe Gadea dijo...

La literatura es el resultado del escritor. El problema es definir lo que es ser escritor.

Yo creo que en nuestra sociedad consideramos como escritor a aquel que sale en programas de la tele. Al que responde al nombre que vemos escrito en los libros de las mesitas de la planta baja de El Corte Inglés. Al que sabe 237 palabras cuyo significado tú desconoces.

Yo creo que para ser escritor no necesitas una editorial. No necesitas un curso de técnica narrativa ni de composición. No necesitas, ni siquiera, haber escrito un libro. Es más, hay gente que no ha escrito un libro y es más escritora que otros que han publicado varios.

Un escritor es alguien que tiene una historia que contar, que tiene el valor de ponerla en un papel, y sobre todo, que tiene la desvergüenza de releerla en la intimidad y, aun así, compartirla con gente a la que no conoce.

Si haces eso, si necesitas eso, eres un escritor. Podrás gustar, ser bueno, tener técnica, enganchar a la gente o no: pero eres un escritor.

¿Cómo respondes a la pregunta final que hace John a Paul? Quien necesite sentarse a pensar en ello, y al hacerlo coja instintivamente un papel y un boli puede ser un escritor. Quien no pueda coger una opción, ni todas, ni ninguna tiene muchas posibilidades de serlo.